jueves, 22 de octubre de 2009

Madrid

Aprovechando que Eva está haciendo un curso en Madrid que le obliga a bajar todos los fines de semana y que contamos con el alojamiento en casa de su hermana Berta, decidimos bajarnos a pasar allí estos dos días y callejear un poco por la capital.
Nunca ha sido una ciudad que me gustase, pero en mis últimas visitas, quizá precisamente por el hecho de pasear por sus calles, este despertando un interés en mi por conocer más sobre todo lo que la concierne.

Día 1: Logroño - Madrid
Distancia: 335 km // Tiempo: 3:15 h // Consumo: 29 L
Combustible: 26,39 € // Peajes: 6,15 € // Total: 32,54 €
Alojamiento: 0,00 € // Alimentación: 0,00 € // Varios: 0,00 €

Itinerario VíaMichelín
Elegimos ir por Soria, recorrido que últimamente hemos constatado que es más rápido que la opción de ir por Burgos. Además la autovía desde Burgos a Madrid, la A-1, está a mi juicio en un estado lamentable aparte de tener unas curvas de radio demasiado ajustado para una autovía.
Salimos a media tarde por la N-111, lo que forma la parte más lenta del itinerario, debido a que es una carretera muy revirada (solo hay que ver el punto 7 del enlace a VíaMichelín) y que atraviesa bastantes pueblecitos antes de salir de la comunidad de La Rioja.
Entramos a la provincia de Soria atravesando el túnel de Piqueras, justo después de comprobar con nuestros propios ojos lo bajo que se encontraba el Embalse de Pajares (en torno al 30%). Este camino, aparte de suponer una economía en tiempo de viaje, hace el viaje mucho más cómodo evitando el ascenso al puerto de Piqueras que ralentizaba mucho la marcha.

Tras pasar por Soria capital, entramos en la A-15 que nos conduce hasta Medinaceli (ciudad que me gustaría visitar próximamente) y que nos pone ya en camino hacia Madrid por la autovía del Nordeste, la A-2. La seguiríamos hasta recién pasado Valdenoches, donde continuamos por la radial 2 (R-2), que aunque es de pago y alarga el trayecto unos 10 kilómetros, nos aseguraba circular prácticamente solos para no demorar más la llegada. La relación precio/kilómetros es francamente alta, 6,15 € por algo así como 50 ó 60 km.
Dejamos la furgoneta aparcada sobre una acera en una callejuela estrecha a la vuelta de casa de Berta y Silvia, con la intención de bajar a moverla a la mañana siguiente. Subimos al apartamento, dejamos las cosas y nos pusimos más cómodos a ver un poco la tele.
Cenamos los peores sandwichs mixtos que he hecho en mi vida, merced a una sartén que no se quiso poner a trabajar en sintonía conmigo y volvimos al sofá a ver algún programa de esos estilo Callejeros hasta que nos entró el sueño cerca de las 00:00.

Día 2: Madrid
Alojamiento: 0,00 € // Alimentación: 20,00 € // Varios: 77,00 €
El despertador me sobresaltó en un momento en que conseguía acercarme al sueño tras una noche bastante incomoda en el sofá. Había estado despertándome cada poco tiempo y me entró esa modorra típica de las siete de la mañana.
Nos levantamos a desayunar unas tostadas acompañando a Eva y estuvimos con ella hasta que se fue a hacer el curso (entra a las 9:00) y luego nos volvimos cada mochuelo a su olivo hasta las diez y algo.
Ya despiertos y espabilados fuimos a hacer unos recados que tenía pendientes Berta. Empezamos por echar un ojo a la furgo al bajar a la calle, para mirar si ya se la había llevado la grúa. Visto que no era así, nos dirigimos a pie hasta la calle Orense donde está la tienda de Vodafone más próxima. Berta quería hacer un cambio a contrato.
Después de ver las ofertas, y mientras pensaba qué opción le convencía más, nos acercamos a la Casa del Libro que hay al lado, a unos cien metros calle arriba, en busca de una novela para ella y una guía de Madrid para mi. La novela no estaba y a la guía le habían apañado el mapa extraíble que incluía, así que no pudimos hacer compra alguna.
Mientras esperábamos que se marchara algo de gente de la tienda de Vodafone que estaba llena nos comimos un pincho de tortilla que ni con la mayonesa se le quitaba el mal sabor.
Finalmente volvimos a la tienda y Berta eligió el Nokia 6210 Navigator, que está muy bien y se le quedaba en 9€.
De vuelta a casa, tomamos la precaución de cambiar la furgo de sitio ya que era la única que quedaba encima de la acera a esas horas. Como no se paga en zona azul desde el sábado a las 15:00 y eran las 13:00 fuimos a buscar un hueco y pagando dos horas ya la tendríamos bien estacionada. Encontramos un buen sitio en la parte trasera de Nuevos Ministerios, en la calle Agustín de Betancourt, así que la abandonamos ahí y nos fuimos a casa a esperar a Eva que tenía que volver de clase en breve.
Cuando nos juntamos todos, las chicas se encargaron de preparar una alcachofas con jamón y tomate riquísimas, que acompañamos con un poco de pescado en salsa de la Isa. Aunque lo hubiera agradecido bastante, no hubo lugar a echarse la siesta después de comer, ya que entre las dos hermanas se encargaron de arreglar el plan para esa tarde y acto seguido emprendimos las acciones necesarias para no conseguir poner unas baldas en el cuarto de Berta. Faltaban tirafondos y tacos del tamaño apropiado (había uno de cada madre) y preferimos esperar y tener todo del mismo calibre.
Cerca de las 18:00 nos marchamos a dar una vuelta por el centro y hacer unas compras. Aparte de los típicos zapatos que nunca pueden faltar en un día de compras que se precie, encontré la guía de Madrid en otra Casa del Libro.
Después cenamos por 20€ una sartenada de huevos, patatas, pimiento verde y chistorra y 4 tostas variadas para los 3, en el Cañas y Tapas. Nos hartamos de zampar a un precio de risa.
Como colofón para esa tarde Eva y Berta habían comprado por internet, 3 entradas del teatro Fígaro para el monólogo de Nancho Novo, El cavernícola, donde se hace burla de las costumbres de los hombres y las mujeres, menos comprendidas por el otro sexo. Nos reímos un montón con las diferentes situaciones en las que el actor hace participe al público durante la interpretación con continuas preguntas y gestos cómplices.
En la plazoleta que hay frente al teatro Häagen-Dazs, estuvimos un rato curioseando entre los puestos de vendedores que había ese día y encontré un par de pulseras para mi muñeca derecha que llevaba unos días desnuda.
Volvimos a casa de nuevo en el metro, que tiene parada muy cerca del piso de Berta y que, pese a las reticencias que tenía hacia él, me convenció totalmente como un medio de transporte rápido y eficaz.
Ya en casa, pusimos la tele para que terminara de entrarnos el sueño y, cuando esto ocurrió rondando la media noche, nos fuimos a dormir.

Día 3: Madrid - Logroño
Distancia: 450 km // Tiempo: 4:15 h // Consumo: 39 L
Combustible: 35,49 € // Peajes: 9,50 € // Total: 44,99 €
Alojamiento: 0,00 € // Alimentación: 0,00 € // Varios: 0,00 €

La mañana del domingo nos levantamos con mas calma. No había motivos para madrugar más de la cuenta ni para ir con prisas, así que nos despertamos poco a poco (tampoco demasiado tarde, serían las 9:30) y desayunamos con tranquilidad.
Tras el aseo pertinente y después de dejar el salón, que hacía las veces de dormitorio para Eva y para mi, nos fuimos a la calle a dar una vuelta por Madrid. En esta ocasión usamos el autobús, para ir hasta el Paseo de Recoletos, frente al Ayuntamiento.

Se celebraba la Feria de Otoño del Libro Viejo y Antiguo de Madrid y nos bajamos a curiosear por las casetas.
Ciertamente había ejemplares muy bonitos y algunos muy caros; llegamos a oír la cifra de los 300€ en uno de los puestos durante el transcurso de una transacción, refiriéndose a unidades concretas. Mientras tanto este dálmata se volvía loco con el agua de la fuente en la que se bañaba.

Nosotros no compramos nada, pero me quedé con las ganas de una guía de Logroño de hacía 40 años y de buscar algún mapa cartográfico antiguo, también de Logroño. En el caso de estos últimos de todos modos, el precio me pareció desorbitado ya que oscilaban sobre los 50€ la unidad.

Volvimos a casa caminando. Eva tenía ganas de pasear las calles de Madrid y le dimos el gusto en vista de que el día acompañaba. Recorrimos las calles de Recoletos, Génova y Santa Engracia para llegar al comienzo de Alonso Cano, que era nuestro destino.

Comimos pronto, para poder emprender el viaje de vuelta a Logroño a primera hora de la tarde y sin tener la comida recién tragada.
Salimos de casa de Berta sobre las 17:00 con intención de llegar a Logroño a eso de las 20:30 para pasar por casa de unos amigos. Pero, como se puede observar en los campos de los datos del itinerario, no nos llevó tres horas sino cuatro y pico.
En mi relajamiento propio de la vuelta a casa, me pase el desvío de Medinaceli... por 90 kilómetros. Tanto es así que el último tramo de autopista lo hicimos por la AP-68, entrando en la misma en Gallur, a unos 50 kilómetros de Zaragoza capital.
Total: llegada a Logroño pasadas las 21:30. Pero hay que ver el lado positivo y es que anduvimos por una zona por la que todavía no habíamos pasado.


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miércoles, 14 de octubre de 2009

Zaragoza, Fiesta del Pilar

Las fiestas del Pilar en Zaragoza son unas de mis preferidas. Zaragoza es una gran ciudad, pero tiene algo que me hace verla aún como una ciudad pequeña, sin terminar de dar el estirón. Es por eso que me gusta tanto, porque me recuerda a Logroño pero 5 veces más grande. Andas por sus calle y parece que lo has estado haciendo toda la vida, las conoces de siempre.
Ya han sido varias las veces que hemos bajado a la capital aragonesa, tanto a los pilares como a la cincomarzada o incluso a salir de fiesta un fin de semana cualquiera. Y siempre me llevo buen sabor de boca y ganas de repetir.

Día 1: Logroño - Zaragoza
Distancia: 177 km // Tiempo: 1:45 h // Consumo: 15 L
Combustible: 13.65 € // Peajes: 9,50 € // Total: 23,15 €
Alojamiento: 0,00 € // Alimentación: 20,00 € // Varios: 20,00 €

Itinerario VíaMichelín
Quedamos a las 17:30 para que no nos apretara el tiempo. Un par de nosotros iban a asistir al concierto de Hombres G y El canto del loco esa noche y empezaba a las 22:00. Antes habíamos planeado cenar y contamos con dos horas de viaje para curarnos en salud.
Entre unas cosas y otras salimos de Logroño a las 18:15 pasadas y paramos en el primer área de servicio de la autopista AP-68 para rellenar los depósitos y comprar algo de merienda para el viaje. Digo los depósitos porque íbamos en dos coches (uno de ellos la furgo).
El itinerario del viaje era claro: emplear la autopista Bilbao-Zaragoza, ya que la N-232 que hace el mismo recorrido lleva mucho tráfico y es mucho más lenta.
Pero no llegamos hasta la última salida sino que la abandonamos en la anterior, la de Gallur. De esta forma entraríamos a Zaragoza por la carretera de Logroño, que conduce de forma más directa a la estación Delicias. Queríamos ir allí para coger unos planos de Zaragoza ya que los del concierto no sabían exactamente dónde era.
Cuando nos marchábamos vimos la furgo del grupo La Excepción aparcada frente al hotel de la estación y tuve que retratarme con ella (era imprescindible jejeje)

En este punto nos dividimos. Eran aún las 20:30 pero Tato y Felipe querían llegar pronto al concierto para poder estar en las primeras filas (aunque lo negarán), así que fueron yendo hacia el recinto de Valdespartera donde tendría lugar el espectáculo.
Pachi y yo en cambio, tomamos por el puente del Tercer Milenio dirección hacia el punto donde estableceríamos el campo base. Solemos aparcar por la zona del parque de bomberos, en un aparcamiento que hay en la calle Pantano de Bubal.

Las primeras veces que visitamos la ciudad, nos alojamos en casa de un compañero de carrera que vivía en esa zona cuando estaba en programa de intercambio. Es una zona tranquila y que no queda lejos del centro para salir de fiesta, así que, año tras año, volvemos a repetir ubicación.
Aparcamos en un sitio privilegiado


y estuvimos haciendo tiempo antes de ir a cenar jugando una partida de chinchón y echando unas cervecitas en la furgo.
Para elegir el restaurante también fuimos a lo conocido. Nos acercamos al Gran (en Google StreetView), en la calle de Matías Pastor Sancho, que ese día estaba a rebosar ya que tenían varios grupos cenando allí. Es un lugar en el que se come muy bien y es bastante barato (la hamburguesa costaba 3,60) aunque esa noche quedamos algo descontentos con el trato, ya que las chicas casi no daban a basto y se las veía estresadas.
Después del postre jugamos unas partidas en la máquina de dardos, de las que salí terriblemente escaldado, anotándose Pachi un humillante 4-0. Así que tuve que volver a retarle al chinchón para resarcirme de esa estrepitosa derrota, mientras nos tomábamos unos cubatillas en la furgo.
Estuvimos haciendo tiempo de esta manera hasta que volvieron los otros dos del concierto, que serían pasadas las tres de la mañana. Menudos 23€ más bien aprovechados; cuatro horas de concierto me parece una barbaridad.
Nos vestimos y nos acicalamos un poco y nos dirigimos hacia la zona de marcha que hay detrás del Pilar.
Es una zona con mucho ambiente y, evidentemente, la víspera del día grande de las fiestas estaba hasta la bandera.
Resumiré este lapso de tiempo apuntando que a la salida del último bar La casa del loco, el sol nos dio en toda la jeta como si fuese un martillo. Eran las 08:30 pasadas y ya había comenzado la ofrenda floral a la virgen, lo que nos obligó a buscar una manera de cruzar la calle Alfonso I y por la que circulaban todas l@s baturr@s cargados de ramos.

Nos pasamos como de costumbre a coger un bocadillo en el bar Lanuza (en Google StreetView). De verdad que merece la pena ir a Zaragoza de fiesta con tal de comerse un bocadillo de ternera con pimiento verde a las nueve de la mañana. Siempre esta lleno de la gente más variopinta, nosotros conocimos allí al que cambia las bombillas en el espectáculo Mamma mía!. Se encuentra frente al Mercado central en la calle de la Manifestación.
Para no faltar a la verdad diré que en esta ocasión al cocinero se le debió de caer el cuenco de la sal en los filetes porque estaba exageradamente salado.. y aún así me supo a teta de novicia.
Llegamos a la furgo a dormir, saludando y aplaudiendo a todos los maños que nos encontramos con los trajes regionales (que fueron muchos), aunque solo un grupito de señoras se rió con las gracias y los piropos.
Nos dispusimos tres en el colchón y uno en los asientos delanteros, con el sol haciendo estragos al entrar por las ventanas pero con el sosiego que esperábamos encontrar al aparcar en esa zona, e intentamos dormir un poco.

Día 2: Zaragoza - Logroño
Distancia: 177 km // Tiempo: 1:45 h // Consumo: 15 L
Combustible: 13.65 € // Peajes: 13,65 € // Total: 27,30 €
Alojamiento: 0,00 € // Alimentación: 10,00 € // Varios: 0,00 €

Itinerario VíaMichelín
Uno de nosotros trabajaba esa misma tarde del lunes, así que partió en dirección a Logroño rondando las 12:00. Otros nos quedamos para ir despertando poco a poco, desayunar una café con tostada y zumo y ver un poco las noticias en la tele de uno de los bares del barrio.
Con tranquilidad terminamos de recoger los cachivaches y arreglamos un poco la furgo por dentro, antes de abandonar nuestro campo base rondando las 13:00 y con algo de sueño que nos despejaría el café.
Hicimos el trayecto completo por la AP-68 a la que se accede fácilmente desde el lugar en el que habíamos pernoctado y que nos conduce directamente a Logroño en cosa de una hora y cuarenta y cinco minutos.


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