martes, 27 de diciembre de 2011

Pico La Muela, Izki

Esta salida la llevamos a cabo en el mes de Marzo, pero por motivos técnicos (se estropeó el ordenador y no podíamos usar el disco duro), no la hemos podido contar hasta ahora. Hacía tiempo que Eva tenía el interés puesto en conocer algo del Parque Natural de Izki, en el extremo Sur-Este de Álava, y nos propusimos empezar a hacerlo con un pequeño paseo a pie.
El Parque Natural de Izki, con 9.143 hectáreas, se proclama como el tercero más grande del País Vasco. Originariamente estaba cubierto por un mar somero, pero las aguas se retiraron y, tras la erosión en las areniscas y calizas, se quedó la forma que tiene actualmente: un valle circundado de agrestes montañas.
Formado por roca y bosque, principalmente el marojal que ocupa gran parte de la superficie del parque, sólo cuenta con un núcleo habitado, el pueblo de Korres. Precisamente éste fue el lugar desde el que iniciamos nuestra ruta, no sin antes pasar por el Centro de Interpretación del parque para reunir algunos folletos informativos. El aparcamiento adyacente nos lo apuntamos como un muy buen lugar para hacer noche con la furgo en otra ocasión.
Emprendemos la marcha siguiendo la ruta nº2 de las que se reflejan en los documentos que acabamos de coger y que nos lleva a pasar bajo las peñas de San Martín. Pasamos junto a un área de recreo, desviándonos a la izquierda para pasar sobre el río Izki y seguir nuestro camino por una pista de tierra algo rota.
Al poco nos vemos inmersos en la zona de bosque en la que reinan quejigales y hayedos con boj. Se trata de una de las partes más bonitas del recorrido, con estrechas sendas absolutamente rodeadas de vegetación. El camino no pierde en ningún momento la pendiente ascendente y enseguida vamos ganando altura hacia nuestro objetivo, el cual tendremos ya a la vista una vez que abandonamos la zona de bosque y salimos a la luz del día, en el portillo la Casilla.
Queda la subida por el karst hasta la cima de la Muela de San Román, a 1.055 metros. Es un terreno empinado y con la típica formación de lapiaces, lo que dificulta nuestro caminar. De cualquier modo, conseguimos hollar la cumbre que perseguíamos, con su vértice geodésico y su buzón, obteniendo unas increíbles vistas de la cara Norte de toda la sierra de Cantabria. Aprovechamos además para hacer un breve receso y proceder a alimentarnos e hidratarnos a la sombra de las hayas que allí encontramos.
Bajamos por la vertiente Norte de La Muela, de nuevo hacia el portillo la Casilla, pero en esta ocasión continuamos hacia la Peña del Santo, con dirección Oeste. Avanzando por senderos casi engullidos por la flora, en pleno vigor primaveral, llegamos hasta la ermita de San Román, levantada en una oquedad de la roca.
Rodeando la peña, en descenso y a través de un frondoso hayedo, volvemos a encontrar el camino que utilizamos en el ascenso y que tomaremos de nuevo para terminar la ruta de regreso a Korres.

Saliendo de Korres hacia las peñas de San Martín

Pasando sobre el arroyo Izki

Cruce de caminos; nosotros a la izquierda

Un "animalillo" dando un paseo

Senderos entre quejigos y boj

Desvío hacia la ermita de San Román


Tramo de hayedo, con ejemplares muy altos

Que se abre al llegar al portillo la Casilla

Ya podemos ver nuestro objetivo


Avanzamos por terreno kárstico hacia la cumbre


Cima del Pico de La Muela, 1.055 m

Parada a comer y beber algo

Vista hacia Korres

Descendemos, dirección a la peña del Santo

Atravesamos una zona de vegetación espesa, mala para mi alergia

Ermita de san Román

Vistas desde el mirador hacia el marojal


Descendiendo a través del hayedo


De vuelta en Korres

Vistas de la Muela de San Román, volviendo a casa

Te puede interesar:
Información sobre el parque: en Korres está el Centro de Interpretación. También en la web.
¿Dónde dormir? = Con furgo o autocaravana, en el propio parking del Centro de Interpretación del parque.

DATOS DE LA RUTA
Distancia recorrida = 9,84 kilómetros.
Desnivel acumulado= 515 m.
Tiempo invertido =
3:30 (incluyendo paradas).
Material = Ninguno (bastones recomendables).
Dificultad = Fácil, sin duros desniveles ni tramos técnicos .

Track GPS = link a Wikiloc (de balasitxo).

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Camino de Santiago VI

Pasamos buena noche en el albergue, gracias a la privacidad que daba la habitación para nosotros solos. Amanecimos a eso de las 6:00 de la mañana, incluso antes, porque la etapa de ese día era larga con sus 28 kilómetros. Desayuno en las literas a base de batidos y plátanos, recoger los sacos, vestirse, crema en los pies, ordenar la mochila,... el ritual mañanero de todos los días cada vez más automatizado.
Fuimos de los más madrugadores, saliendo todavía en penumbra lo que nuevamente nos permitió ver los preciosos tonos rojizos del amanecer al mirar hacia el lugar desde donde partíamos.

Enseguida tuvimos a la vista a un viejo conocido que no hacía mucho que habíamos visitado, el Joar.

El inicio de la jornada resultó algo aburrido. Una larga recta por delante unida a las dificultades de la puesta en marcha de las primeras hora, hacía que hubiera que concentrar más fuerzas en encontrar motivación que en caminar. Pronto, no obstante, llegábamos al primer pueblo del camino, Sansol, lugar elegido para finalizar la etapa del día anterior por algunos peregrinos. Al parecer hay un albergue bastante nuevo y muy cuidado.
Al otro lado de la N-111, pasando por el arroyo Linares, llegamos en subida hacia Torres del Río, conjunto urbano de larga tradición Jacobea. En su santuario, de planta octogonal, se iluminaba una luz durante la noche que según algunas opiniones, servía para guiar a los peregrinos en la oscuridad. Nosotros atravesamos sus calles casi sin detenernos. Una mínima parada para despojarnos de las ropas que empezaban a sobrar y proseguimos nuestro camino.

Enseguida dejamos atrás el pueblo, cuyo perfil vemos desde la lejanía...

... y continuamos teniendo a la vista cuando empieza a llegar el persistente sube y baja en el camino.

El sol está pegando fuerte, aunque esperábamos contar con la visita de las lluvias. Seguimos las marcas amarillas por los caminos de tierra cómodos de andar y entretenidos por lo variado de sus pendientes y del entorno que los envuelve.

Todo a nuestro alrededor empieza a resultar conocido: los tonos de las tierras, las variedades de plantas,... Avanzamos con ánimo por sentirnos cerca de casa.

Y una de las mejores pruebas de nuestro acercamiento es la aparición de las viñas en el grupo de las tierras cultivadas, que pronto se convertirán en algo parecido a un monopolio.

Avanzamos sin hacer grandes paradas para comer, casi todo a base de frutas que tragamos casi sin detenernos. Resulta una etapa entretenida, sobre todo comparada con la del día anterior, debido sobre todo a lo variado del camino, con constantes cambios de pendiente y curvas que te abren un paisaje diferente tras cada giro. Antes de lo que hubiéramos pensado empezamos a encontrar evidencias en las indicaciones del Camino, que nos hacen ver ya el final de la etapa.

Mas montes conocidos iban apareciendo a nuestra derecha según íbamos ganando metros.

Ya se cumplían las 10:30 de la mañana cuando llegábamos a Viana, último pueblo antes del objetivo final del día. Apuramos las fuerzas para hacer una buena parada en el municipio navarro, tras más de 4 horas de caminar casi sin descanso y cargados con las pesadas mochilas de los peregrinos. Seguramente el tener la vista puesta sobre Logroño desde hacía unos kilómetros nos empujó a seguir caminando antes de parar.

Aunque mis piernas (y pies, por culpa del andar por asfalto un largo tramo antes de alcanzar Viana) se encuentran bastante castigados, decidimos continuar hasta el casco antiguo y detenernos allí a tomar algo sentados en una terraza. Elegimos una mesita frente a la iglesia de Santa María, compartiendo espacio nuevamente con muchos otros caminantes.

Tenemos la portada renacentista de la iglesia frente a nosotros, mientras nos comemos unos morros de cerdo y reponemos líquidos tranquilamente. El día está ahora nublado y no afecta el calor, cosa que deseamos que prosiga hasta que arribemos a Logroño.

Tras unos veinte minutos nos ponemos de nuevo en marcha. No hemos comido mucho y tenemos hambre, pero hemos decidido comer de lo que llevamos encima sentados en algún parque. Al paso por la calle Mayor, añadimos pan, chocolate y un par de bollos preñaos al menú.
A la salida de la ciudad hacia Logroño hay un parquecito junto al polideportivo en el que Eva y yo ya hemos parado más de una vez cuando vamos a andar en bici. Además existe una fuente para llenar nuestras botellas para completar el último tramo de la etapa.

Ésta sí es una parada larga. Comemos, bebemos, estiramos e incluso llegamos a tumbarnos al sol, ahora que vuelve a calentar. Sabemos que estamos cerca de terminar, pero resulta muy atrayente el quedarse tirado a la bartola tostando la piel al sol. Pero es algo que no podemos permitir y emprendemos animados la marcha por un camino ya conocido.
Hacemos el paso por la balsa de Viana, vacía por esas fechas, junto con dos amigos catalanes que nos encontramos por el camino. Cada uno entretiene a los demás contando sus batallas: ellos de sus veces anteriores en la ruta jacobea; nosotros de las cosas que les esperan al paso por tierras riojanas. De este modo se nos pasa rápido el tiempo, y enseguida dejamos atrás el lugar donde hemos comido...

... y tenemos a tiro de piedra nuestro objetivo y a la vez, nuestro hogar.

La entrada a Logroño por el Norte tiene el inconfundible símbolo del puente de piedra sobre el río Ebro. Para entonces, llevamos varios kilómetros viendo rincones ya muchas veces recorridos y anticipando al resto de peregrinos las buenas cosas que les esperan en la capital riojana.
Como cada uno dormirá en su casa esta noche, ya que ponemos fin al primer capítulo de nuestras andanzas en el Camino de Santiago, nos hacemos una foto que atestigüe nuestra gesta, que sin haber sido ninguna proeza, nos hace sentirnos orgullosos.



Te puede interesar:
Información sobre el Camino de Santiago = 
link web de Consumer.
 
LOGROÑO
¿Dónde comer? = Recomendamos comer en la calle Laurel, a base de pinchos y vinos. Se puede quedar uno saciado por 15€.
¿Dónde dormir? = El albergue de peregrinos, en Rua Vieja; si se encuentra completo preguntad allí, os indicarán por los otros alojamientos de este tipo que hay en la ciudad.

DATOS DE LA ETAPA
Distancia = 28 km.
Desnivel positivo = 300 m.
Altura mínima / máxima = 400 / 590 m.

Porcentaje asfalto / tierra = 40 / 60.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Camino de Santiago V

Habiendo aguantado las ganas de fiesta que teníamos la noche anterior, el movimiento se produjo en el albergue. Resultó ser una velada sonora hasta el punto en que Pachi primero y otro compañero de cuarto después, se sacaron los colchones al pasillo a dormir... aunque para Pachi no resultó todo lo bien que cabría esperar.
Fuimos muy madrugadores esa mañana y salimos del albergue aún con las calles a oscuras y con vecinos que regresaban a casa después de toda la noche disfrutando las fiestas.

Avanzamos tranquilos en el desperezarse de cada mañana por las calles de Estella buscando la salida que nos encamine hacia Ayegui. La etapa que nos aguarda no será demasiado larga pero nos la queremos tomar sin prisa, sin tiempos de llegada marcados.
Al poco de salir nos encontramos bajos las murallas del monasterio de Irache, habiendo pasado cinco minutos antes por la Fuente del Vino, en las bodegas Irache donde muchos peregrinos echaban el típico trago para "coger fuerza y vitalidad".

Dejamos atrás las murallas del antiguo hospital de peregrinos cuando ya la luz es patente a nuestro alrededor y el sol empieza a calentar la tierra.

Ha sido una noche muy despejada, sin nubes en el cielo que mantuvieran el calor cerca del suelo y, aunque al sol se nota el calor aumentado por la actividad, la sombra resulta fresca y obliga a apretar el paso.

Pasamos sin pena ni gloria por Azqueta, un pequeño grupo de casas apiñadas, rumbo a la primera parada programada en el camino, el último pueblo que crucemos antes de llegar al final, Villamayor de Monjardín. La vida ya ha despertado completamente a estar horas, aunque es seguro que algunos llevan ya por los campos bastante tiempo, impasibles ante la grandeza de los paredones de la sierra de Urbasa.

Visible incluso en jornadas anteriores, ya nos encontramos casi al pie de otro de los puntos más reconocibles del Camino de Santiago, el castillo de Mojardín que se levantó en torno al siglo X en una altozano a 890 m de altitud. La curiosa forma del monte en el que está construido está ya al alcance de nuestros pies.

Y medio kilómetro antes de la entrada al pueblo nos encontramos la fuente de Monjardín, un monumento medieval que también tuvo que ver con Carlomagno, cuando este mandó quedarse en el campamento a los 150 hombres que un ángel le había señalado que perecerían. A su vuelta de combatir con el caudillo Furré, se los encontró a todos misteriosamente muertos.

Aprovechamos para hacer un merecido descanso. Habíamos recorrido nueve kilómetros ya, el sol estaba empezando a calentar con ganas y por delante nos esperaban otros once kilómetros sin ningún pueblo para avituallar. Nos sentamos en una mesa de la terraza en el bar del frontón, al tiempo que una pareja de estadounidenses (creo) levantaban el nido donde habían hecho noche. Su alojamiento ese día había sido la esquina del frontis envueltos en sus sacos.
Justo al lado hay un busto en conmemoración de Sancho Garcés, que fue enterrado en el castillo de Monjardín, que se llamaba originariamente castillo de San Esteban de Deyo.

Muchos peregrinos, por no decir todos, tuvimos la misma idea de avituallar en condiciones el el pequeño pueblo. Era un preparación para el largo tramo hasta otra población que sería ya el objetivo del día, Los Arcos. El hecho de que todos decidiésemos parar el mismo lugar, provocó que la puesta en marcha de nuevo resultase más multitudinaria de lo normal.

Aunque cueste creerlo, pocas fotografías tomamos en el resto del camino hasta nuestro destino. Resultó un tramo largo, cansado y muy aburrido. El paisaje se hace en esta zona más llano y monótono, muy seco y muy repetitivo.
Paramos un rato a la sombra que buenamente pudimos rascarle a un arbolito, mientras veíamos como nos iban adelantando muchos de nuestros compañeros de viaje, caminando bajo el duro sol del mediodía.

Los últimos metros se hicieron bastante duros para mi tras sufrir un pinchazo de dolor en la rodilla izquierda mientras bajábamos la última rampa hacia Los Arcos.

Miramos un par de sitios antes de elegir hospedaje, pero creo que acertamos plenamente, por el buen ambiente que generaba nuestro albergue, la Casa de Austria, regentado cada 15 días por personas diferentes, eso sí todas extranjeras y sin idea de castellano. Aquello era una amalgama de nacionalidades, culturas y acentos que resultaba casi lo normal, lo esperado, en un entorno como ese.

Tuvimos una habitación para nosotros cuatro, lo que supone claramente una ventaja aunque hubiera que compartir el baño con el resto de los alojados (que hay que decir que estaba muy limpio). Salas de juegos, comedores, balcones y una terraza interior (la que se ve en la foto) que daban un ambiente cálido y hogareño.
Salimos a comer y un niño de 12 años nos recomendó un lugar, el Mónaco, donde comimos un menú de lujo y mis compañeros de mesa se partieron de risa unas cuantas veces de lo cansados que estaban. Tanto como para contagiar las carcajadas a una señora que se sentaba en otra mesa y que no entendía el español pero sí las risotadas que pegaban los tres.
Nos fuimos a echar un siesta al albergue. La mía de 45 minutos, la suya de 2:30 horas. Y después dimos una vuelta por el pueblo (bueno, yo dos) acercandonos hasta la plaza de la iglesia de Santa María, donde primero hicimos la compra y luego nos tomamos unas cervezas sentados en la terraza de un bar.

Cenamos en el albergue hasta que a las 22:00 se nos hizo la hora de ir a dormir, esperando impacientes las jornada que nos llevaría a pasar por casa, a dormir en nuestras camas. Pero sería todavía dentro de unos cuantos kilómetros.

Te puede interesar:
Información sobre el Camino de Santiago = 
link web de Consumer.
 
LOS ARCOS
¿Dónde comer? = Restaurante Mónaco, un pequeño lujo de menú por 14€.
¿Dónde dormir? = El albergue La Fuente, Casa de Austria, es el que nosotrs recomendamos. Divertido, completo y con encanto, por 8€/persona (10€ en habitaciones reducidas).

DATOS DE LA ETAPA
Distancia = 21,5 km.
Desnivel positivo = 330 m.
Altura mínima / máxima = 420 / 680 m.

Porcentaje asfalto / tierra = 15 / 85.